Ante todo soy contadora de historias, historias pensadas para hacer sentir emociones. Trabajo con aquellas marcas que quieren evolucionar y encontrar su relato diferenciador que las hace especiales. Aquellas que quieren decir cosas diferentes, que buscan conectar la parte emocional del cerebro de sus clientes, provocar sensaciones con las palabras y que valoran la importancia del contenido emocional.
Después de veinte años dedicándome a la publicidad y de ir evolucionando con ella, puedo decir que todas las marcas tienen su propia personalidad y una gran historia interior que contar. Cuando las marcas se tratan como si fueran humanas y llegan al consumidor a través de las emociones, crean una conexión especial, cómplice, fortificada y duradera.